viernes, 25 de febrero de 2011

Y ya pasó un año

Ya ha pasado un año desde la madrugada del 27F, muy rápido ha pasado el tiempo. Lo cual es por supuesto, en términos relativos.

Mirado desde aquí, uno pudiera decir si, ha pasado rápido el tiempo, pero resulta indudable que para las personas que se vieron afectadas grande y directamente con los acontecimientos, el tiempo debe de haber transcurrido en forma muy lenta.

Para las personas que perdieron a un ser querido, además de doloroso debe de haber sido un tiempo muy lento. También para las personas que perdieron sus hogares y aún no pueden tener un nuevo hogar en donde vivir.

Para las personas que perdieron sus hogares, generalmente departamentos, y aún ni siquiera puedan vislumbrar una luz de esperanza, atendido toda la problemática judicial que deben estar enfrentando.

Para las personas de la tercera edad, que como he escrito hace ya algunos meses, incluso deben tener la sensación, e incluso la certidumbre que ya no volveran a tener un nuevo hogar. Además que la fuerza les debe faltar y la desesperanza abrumar.

Esta es una fecha para recordar varios hechos, en primer lugar y ante todo, a las personas que perdieron la vida, algunas de ellas que no debieron ser; en segundo lugar recordar que estamos en un territorio altamente sismico, no solamente nuestro país, tambien los vecinos del pácifico y en algún momento debiera desarrollarse un trabajo en conjunto para enfrentar los desastres naturales.

Recordar a las personas que perdieron sus hogares y aún no lo pueden recuperar. Recordar a las personas que trabajaron en ayuda a los danmificados durante tanto tiempo.

Se debiera recordar hasta el más mínimo detalle de todo el sufrimiento pasado y que continua pasando, sobre todo quienes deben ser los conductores administrativos de la ayuda para quienes la necesitan, para que el trabajo se desarrolle con un objetivo superior, cual es, llegar lo más pronto a quienes lo requieran.

Finalmente recordar, que se debe trabajar en forma afanosa para planificar como se van a enfrentar futuros desastres, y es precisamente en tiempo de una relativa tranquilidad que ese trabajo se debe desarrollar. Trabajar en ello, en medio de un desastre o en un período de reconstrucción pareciera que no esta bien.

editor

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